Ed Sheeran construye su música en el Estadi Olímpic || Crónica Divide Tour 2019 Barcelona

El pasado viernes 7 de junio, Barcelona volvió a abrir sus puertas a un espectáculo previamente vivido en 2017, ese Divide Tour de Ed Sheeran que, tras dos años, no solo vuelve a llenar recintos, sino que lo hace con cuatro veces su capacidad. Todo un éxito digno de admirar. 


El británico no viaja solo, acompañado por dos teloneros que se ganan al público a pesar del volumen que se aprecia más bien poco desde la grada. Zara Larsson pone en pie a esas primeras filas que llevan acampando una semana por volver a ver a su ídolo. Lo hace con sus temas más conocidos y movidos, sin descansar ni aburrir, siendo el "Symphony" el que más se hace oír entre el público. 

Para cuando James Bay pisa el escenario, el Estadi Olímpic parece estar un poco más lleno, y la grada parece estar más dispuesta a luchar contra el calor que azota a más de la mitad del estadio. Con temas como el "Pink Lemonade" que presenta con una cazadora de cuero que termina quitándose, y el "Let it go" que todos los presentes corean, entre otros, los teloneros se retiran siguiendo el horario establecido. 

A las nueve, con el sol bajo y un poco de aire que empieza a correr, podemos ver en las pantallas cómo Ed Sheeran camina hacia el escenario, se coloca la guitarra y empieza su show tal y como lo hizo en el Palau Sant Jordi en abril del 2017, con "Castle on the hill"

No parece importar que esta gira tenga el mismo nombre que la anterior, ni que las canciones se repitan, además de una puesta en escena prácticamente idéntica, pues el Estadi se rinde ante el británico que confiesa que no se ha sentido realizado con sus últimos temas y que por ello ha decidido no sacarlos al mercado. Su público, fiel a lo que enamora de este cantante, aplaude y promete esperar a la música adecuada en el momento adecuado, que es como más se disfruta.

Ed Sheeran, el chico con la guitarra y un par de focos en un escenario más bien pequeño y poco accesible a los que están más allá de las primeras filas, se gana todo el afecto de los presentes (¡que no son pocos!). Con las gradas llenas y la pista siendo un mar de cabezas y brazos que bailan, cantan y lo dan todo con cada uno de los temas, el británico promete entretener durante dos horas. 

Una de las cosas más disfrutadas y destacadas es el protagonismo que se nos otorga a los presentes. Ed Sheeran nos enseña las armonías que nos toca defender junto a él mientras construye la música con su pedal. Más de 55000 voces sonando a la vez, obedeciendo a lo que la estrella de la noche nos pide... alucinante. 

En esta gira escuchamos algunos de los temas de sus primeros trabajos, derritiendo a sus fans más antiguos con temas como "The A Team", "Kiss Me", "Lego House" y un "Give Me Love" al que construye unas bases armónicas en casi dos minutos de puro silencio y admiración. 

Tal vez, lo que más guste de Ed Sheeran sea la diversidad de estilos que regala en una misma noche y con un mismo instrumento, aunque también puede que influya el hecho de que nos permita ser partícipes de la creación de la música. Ed Sheeran construye sus canciones en directo, yendo de la nada hasta un tema completo, sin carencia instrumental alguna. Crecemos con él al ver cómo parte del silencio, de una primera voz a una segunda armonía, pasando también por una percusión, un rasgado de cuerdas y un punteado de las mismas. 

En temas como "Tenerife Sea", "Perfect", "Thinking Out Loud", "Photograph" y "Dive", el estadio se llena de luces. En algunas de ellas, y cuando Ed Sheeran nos reta a ser el estadio más silencioso además del más ruidoso, solo se escucha su voz y algún que otro sector aplaudiendo por algunas pedidas de mano que más tarde se compartieron por redes sociales. Esto es así, los espectáculos de Ed Sheeran son entretenidos, dinámicos, divertidos y muy, muy románticos. 


Presenta su tema conjunto con Justin Bieber, "I Don't Care" y otros conocidos, como el "Barcelona" que todos cantamos, el "Bloodstream" con el que nos pide un repetido movimiento de brazo al caer el estribillo, un "I See Fire" que empieza con el "Poor Wayfaring Stranger" que le hemos escuchado cantar anteriormente y otros temas con los que no se para de bailar, como "Galway Girl", e incluso rapear, como con "Eraser", "Don't", "New Man" y el final "You Need Me, I Don't Need You"

Dos horas completas que finalizan con el rasgado maníaco de su guitarra y unas cuantas estrofas de rap. Cómo no, el "Shape Of You" suena como parte del encore, antes del cual nos deja coreando el estribillo de "Sing!".

Ed Sheeran podría volver una y otra vez con el mismo espectáculo, y volvería a llenar los recintos. Es el primer artista en pasar del Sant Jordi Club al Palau Sant Jordi y dar el salto al Estadi Olímpic, así que no hay duda de la lealtad de sus seguidores, del potencial de su talento y de la entrega total que demuestra sobre el escenario. 

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