SINOPSIS:
Lolo es un adolescente normal: va al instituto, es guapo, tiene amigos. Pero bajo la superficie se esconde
una realidad dolorosa: sus padres lo abandonaron, tuvo que irse a vivir con su hermanastro, siente que la vida es un engaño, tiene episodios depresivos y, aunque es un chico sensible, se rebela y se expresa de manera burda, haciéndose el chulo y frecuenta amistades no muy recomendables, todo para sentirse parte del grupo. Mientras busca desesperadamente su lugar en la vida, un malentendido lo llevará a tomar una decisión irreversible.
una realidad dolorosa: sus padres lo abandonaron, tuvo que irse a vivir con su hermanastro, siente que la vida es un engaño, tiene episodios depresivos y, aunque es un chico sensible, se rebela y se expresa de manera burda, haciéndose el chulo y frecuenta amistades no muy recomendables, todo para sentirse parte del grupo. Mientras busca desesperadamente su lugar en la vida, un malentendido lo llevará a tomar una decisión irreversible.
RESEÑA:
En esta corta novela, Carles
Porta nos presenta a Lolo y a su desastre de vida adolescente. Lolo se siente
perdido, no encuentra un lugar en el que encajar, y mucho menos razones para
quedarse ahí, rodeado de indiferencia familiar y supuestos amigos que, en
realidad, no son más que pasatiempos y malas influencias.
Tras ser abandonado por sus
propios padres y obligado a vivir con su hermanastro, quien no pasa demasiado
tiempo en casa y con quien no hay un vínculo sincero, Lolo siente que sobra,
que es una carga adicional e innecesaria. Así pues, el hogar no es un pilar al
que aferrarse… ¿Tal vez los amigos?
No. Lolo tiene dos círculos de
amigos. Ninguno real y con el cual sentirse cómodo. Confundido entre un grupo
de estudiantes de medicina con intenciones en ocasiones macabras y un grupo
algo conflictivo y problemático, resulta que Lolo tampoco encuentra ahí algo
que le haga querer quedarse. En realidad, la vida social de Lolo se reduce a
beber y asistir a fiestas. Entonces, ¿tal vez alguna relación romántica será
suficiente?
Tampoco. Lolo no está
románticamente atormentado, mucho menos solo. Encuentra compañía fácil con compañeras,
además de sentirse atraído por profesoras. El problema es que se enamora de la
chica de un amigo suyo, y la relación es prácticamente imposible. No es
cuestión de falta de atracción, porque sí que existe y, de hecho, es mutua.
Pero la situación no la permite, no la acepta.
Así pues, ¿qué le queda a Lolo
para quedarse? Absolutamente nada. En ningún momento marcharse es una opción,
no hasta que acepta que su existencia en ese lugar, momento y situación no es
satisfactoria… no es nada.
En la línea de Holden
Caulfield en “El guardián entre el
centeno” , Carles Porta nos hace reflexionar en “El día en que me fui” sobre el
irse, el quedarse, el ser y el decidir. Lolo no es más que un caso de los
tantos que debe haber, jóvenes perdidos y solos, hundidos en dolor. No voy a
decir que he amado esta lectura, ni que ha sido de mis favoritas, porque sí es
cierto que me he topado con situaciones o opiniones con las que no coincido
para nada, pero sí que puedo decir que es una novela totalmente cruda y real.
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